viernes, 9 de noviembre de 2012

El valor

El valor es un atributo esencial para afrontar las situaciones comprometidas, o aquellas que requieren elegir entre varias alternativas. En tales casos es necesario actuar con decisión y, a veces, con rapidez. Sin embargo existen personas que, estando perfectamente preparadas para afrontar la situación, se pueden quedar paralizadas por indecisión, timidez o cobardía. No se piense que tal estampa es infrecuente. Por desgracia existen infinidad de seres sumamente laboriosos y tenaces en sus obligaciones, pero que son incapaces de tomar una decisión por si mismos, o de mostrar sus sentimientos o manifestar sus deseos, o de reaccionar cabalmente ante un peligro, real o supuesto.

El valor está sustentado en ciertas actitudes positivas cuya naturaleza se entiende mejor si se fija la atención en sus opuestas, ya señaladas: indecisión, timidez y cobardía. Todas estas tienen un elemento común que es el temor a que algo salga mal, dando lugar a que el ánimo se incline a no emprender la acción necesaria, o a demorarla indefinidamente.

Es necesario liberarse de los temores desproporcionados, los cuales producen inseguridad y desconfianza, anulan la iniciativa, enfrian el entusiasmo y nublan la imaginación. Las desgracias y los contratiempos no hay que vivirlos por anticipado, pues, frecuentemente, las cosas no ocurren como se temía y, en tales casos, se habrán padecido angustias y zozobras innecesarias. El mejor remedio contra las preocupaciones es siempre la actividad. Así lo expresa el dicho popular: "Cuando surja una dificultad, en vez de preocuparte, ocúpate".

La valentía personal solo se pone de manifiesto en ocasiones de grave peligro, las cuales suelen ser pocas a lo largo de una vida, salvo en situaciones excepcionales como las guerras. Por tanto, es necesario estar preparados para afrontarlas, dando cobijo en la mente a las actitudes positivas que pueden evitar la comisión de actos de cobardía. Tales actitudes son las que configuran un carácter fuerte, es decir, la calma, la confianza en uno mismo, la energía, el espíritu de sacrificio, etc..Si llegara la ocasión, conviene representarse mentalmente la fea imágen del cobarde, lo que proporcionará fuerzas para atornillarse al suelo y encarar la situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario